¿Democracia Elitista o Democracia Participativa?

Bajo el rótulo de "democracia elitista" podemos reunir aquellas teorías que reducen la democracia a un mecanismo para aceptar o rechazar a las personas que deben ejercer la actividad política.La democracia no es el gobierno del pueblo, sino el gobierno querido por el pueblo.
En esta concepción, la democracia pasa a ser entendida como un mecanismo de mercado, donde los consumidores son los votantes y los políticos, los empresarios. Ambos buscan su propia utilidad y beneficio aprovechando el voto y la existencia de partidos. De esta forma, la vida democrática se limita al derecho periódico de escoger y autorizar a un gobierno.
Frente a las teorías elitistas aparece un nuevo conjunto de propuestas que podemos englobar bajo el título de democracia participativa. Su rasgo básico consiste en relacionar la dignidad y la autonomía del ser humano con la posibilidad de participar en forma activa en las decisiones que le afectan. No se conforman con la democracia representativa, sino que afirman que para conseguir una sociedad equitativa hace falta un sistema política mas participativo.
Esto no implica eliminar los mecanismos de la democracia representativa, ni defender una democracia directa incompatible con el tamaño, la complejidad y la pluralidad de nuestras sociedades. El modelo participativo acepta las elecciones, los partidos y los representantes; pero pide una profundización de la democracia en todas las esferas de la vida social. Esto implica, por una parte, descentralizar el poder del Estado, por ejemplo, transfiriendo más competencias a las municipalidades, y, por otra, hacer más participativas las instituciones que afectan a la vida social, como escuelas y empresas, aunque en cada caso tenga que ser diferente la forma de participación.


En estos dos tipos de democracia encontramos un contraste de formas de gobernar, es cierto que nosotros posemos una democracia representativa que tiende muchas veces a ser elitista; sin embargo, debemos de promover la democracia participativa, pues todos tenemos el derecho y porque no, el deber de expresar lo que pensamos, queremos o necesitamos de nuestro país. Por tal, nuestra responsabilidad no solo está en ir a las urnas y votar por un determinado candidato que cumple con nuestras expectativas y que pensamos que va saciar nuestra necesidades, si no convertidos en unos constantes críticos para la mejora de nuestra realidad, no siendo ajenos a lo que sucede en nuestro entorno.